(1979) Abogado constitucionalista. Profesor de estudios políticos e internacionales desde 1998 (UC, UNESR, UCV, USM). Colaborador de medios internacionales (Inglés, Portugués, Italiano) Escritor en prensa. Colaborador en tv internacional

viernes, 9 de septiembre de 2011

MUJERES Y ESTEREOTIPOS SEXUALES


Por: Jesús Silva R.

Si bien es cierto que durante el último medio siglo, las mujeres han acortado distancias con los hombres como resultado de su creciente participación en la educación y el trabajo, ello no supone la superación automática de la ancestral cosmovisión patriarcal que concibe la sexualidad de la mujer como "fuerza de trabajo" que genera "riquezas" susceptibles a la apropiación del macho.

Esto explica que aun en este siglo la sexualidad femenina siga bajo el asedio de la explotación patriarcal con dos funciones esenciales como servidumbre al hombre, la primera de naturaleza reproductiva (procrear hijos e hijas) y la segunda en la creación de placer sexual (satisfacer necesidad fisiológica). 

Tal explotación implica que esas funciones impuestas a la mujer sean cumplidas en los términos y condiciones dictados por los intereses del macho en su contexto de supremacía social y se relegue a la hembra al subalterno papel de productora sin ninguna autoridad sobre la administración de esos valores que genera. Claramente esa productora, a quien la sociedad patriarcal le expropia materialmente los aportes que ha creado con la actividad de su propio cuerpo, es víctima de un proceso de alienación psicológica, pues se le despoja de la facultad de dirigir soberanamente (y de acuerdo a su propio bienestar) sus conductas de reproducción biológica y de satisfacción fisiológica. 

De modo que en el marco del patriarcado, tanto hombres machistas como mujeres (alienadas) contribuyen con la propaganda fetichista (prensa, radio, televisión, internet, modas, estereotipos, clubes sociales, etc) que deshumaniza a las personas y las convierte en objetos sexuales para la promiscuidad y la invisibilización de los afectos genuinos. Paradojicamente el patriarcado fomenta al mismo tiempo una discriminación sistemática que imagina mujeres de primera categoría (vírgenes) destinadas a cumplir exclusivamente la tarea matrimonial-reproductiva-maternal y otras de segunda categoría (promiscuas) cuya misión primordial es ser "usadas" estrictamente para el placer sexual de los hombres patriarcales. 

Es así como se concreta la perversa doble moral del sistema patriarcal, que siendo el máximo promotor de esas dos categorías (estereotipos) de mujeres buenas y malas (de quienes se sirve y se aprovecha por igual), comete la gigantesca hipocresía de glorificar a las mujeres que se conserven "santas e inmaculadas" y por otro lado degradar (moral y socialmente) a todas las otras damas que en legítimo ejercicio de sus experiencias vitales hayan dejado de ser vírgenes. 

martes, 31 de mayo de 2011

CINCO HISTORIAS PARA UNA COSMOVISIÓN ALTERNATIVA DE LA ECONOMÍA

1) OCHO HORAS DE VIDA

Todo asalariado es un explotado. Se cuenta que un carpintero neozelandés, de nombre Samuel Parnell, emitió por primera vez (1840) una sencilla pero significativa expresión para todos los trabajadores: “los hombres tienen ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir y ocho horas que deben ser para su recreación y para ellos mismos”. Décadas más tarde, como resultado de largas luchas obreras por los derechos humanos y la épica campaña liderada por los Mártires de Chicago (1886) finalmente se conquistó la reducción de la jornada diaria laboral a ocho horas. No obstante, transcurrido más de un siglo de aquella gesta, la explotación del hombre por el hombre, esa que el patrono ejerce contra el obrero, no ha sufrido ningún otro amortiguamiento relevante; a pesar de los grandes avances científico-técnicos del capitalismo, que han hecho de la industria actual un aparato extraordinariamente sofisticado y automatizado que exige un mínimo de fuerza humana de trabajo.

Ciertamente hay que precisar que tales avances y la consiguiente abundancia de bienes y servicios solo se encuentra al alcance de una privilegiada clase social (burguesía), razón por la cual han resultado absolutamente inútiles para vencer las calamidades que carcomen desde siempre a la humanidad: hambruna, analfabetismo, insalubridad, desocupación, drogadicción, enajenación mental, guerras, etc. Indudablemente que para la inmensa mayoría de la población mundial (clase trabajadora), conformada por quienes tenemos como medio esencial para ganarnos la vida: vender nuestra fuerza de trabajo a cambio de un salario, el régimen social actual es tan miserable y desigual como en la época de la esclavitud, el feudalismo o cualquier otra.

Lo que ayer fue un trascendental hecho de reivindicación social, hoy es insuficiente para nuestra deseada calidad de vida. Véase que ocho horas para trabajar sumadas a ocho horas para dormir son más que dos tercios del día, son en efecto, dos tercios arrancados a nuestra totalidad de vida. Al considerar que la esperanza promedio de vida se ubica en 75 años, un eficiente ejercicio de cálculo sobre la tesis de Parnell nos revela que el hombre actual consume 50 años de su existencia entre la oficina y el dormitorio; y que en el mejor de los casos, cuando realmente protege sus 8 horas para la recreación, tan solo dispone de 25 años para “vivir su verdadera vida”; es decir, tiempo para sus expresiones propias y desarrollo personal, tiempo para sí mismo, la familia, el amor, el placer, la amistad, la convivencia social, el arte, la política y demás realizaciones humanas. En resumidas cuentas, si la vida humana es corta, la del humano proletario lo es todavía más.

Los trabajadores de hoy, herederos de esos anarquistas que en Chicago fueron llevados a la horca por los explotadores, se disponen en el mundo actual a defender sus ancestrales aspiraciones libertarias. Jamás se conquistará la igualdad social mediante remiendos a la jornada o el pírrico aumento salarial, o cualquier otra negociación hecha de rodillas ante el viejo modelo capitalista de relaciones entre amos propietarios de empresa y esclavos sometidos al salario. Por ello, en Europa y el resto del planeta reaparece  en el año 2011 la protesta por la implantación de un esquema económico igualitario, basado en la propiedad social  y dirigido por productores asociados.


2) DEL PRIMITIVISMO A LA GLOBALIZACIÓN

La sociedad podría desaparecer mañana y la humanidad seguiría existiendo, sólo que la supervivencia resultaría menos cómoda para determinadas clases sociales.

Sociedad y humanidad no son lo mismo, aunque ello a veces se ignore. La humanidad es básicamente la totalidad de mujeres y hombres que habitamos en el planeta, es decir, una de las tantas especies biológicas de la naturaleza. Mientras que la sociedad es el sistema integral de relaciones que los seres humanos, en paz o en guerra, hemos fabricado para administrar la vida en convivencia con nuestros semejantes. Sépase que el Estado, la economía, la propiedad, la religión, la familia, la cultura y las demás instituciones existentes a lo largo de la historia son estrictamente un producto social y por ende susceptibles al cambio. Así como la antigua esclavitud fue derrocada por los esclavos, hoy cualquier desigualdad es derrotable y será un mayor grado de desarrollo ético e intelectual extendido en la especie humana el que permita consolidar una futura sociedad de derecho colectivo.

En eras remotas el hombre sobrevivía mediante la caza, la pesca y la recolección de frutos y su vida social se limitaba a la reproducción biológica. Siglos después, la industrialización impuso la “integración económica” de las personas y obligó a la reunión de las mayores multitudes en centros de trabajo para hacer andar las máquinas de la sofisticada producción de bienes. Hasta el presente, toda la circulación de bienes y servicios (desde su generación hasta su consumo) depende de laefectiva contribución colectiva de muchas personas, excepto de los dueños de esos medios de producción, quienes sin embargo son los que monopolizan la riqueza.

Desde esta óptica, no sería descabellado que cualquier trabajador (uno de esos que aporta su fuerza laboral y jamás tendrá acceso a un reparto justo) prefiera volver a milenios pasados, al convencerse de que las maravillas de la modernidad son inalcanzables para su clase social. Ciertamente antiguos hombres como los Cromagnon, los Grimaldi o los Chancelade, andando libres por la selva, descalzos y semidesnudos, sólo tuvieron que dominar la naturaleza para satisfacer sus necesidades y vivir en paz con sus congéneres, en ese entonces el planeta era de todos. ¿Será que nuestros problemas comenzaron cuando alguien se apropió del fruto del trabajo ajeno? ¿Es esto lo que ha provocado la llamada lucha de clases? Ahora que muchos dicen que tenemos la mejor sociedad posible, habrá que preguntar: ¿por qué no todos vivimos mejor? Tal vez hoy somos más primitivos que nunca.


3) RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

Un argumento central de los filósofos conservadores en defensa del caotico Estado Liberal es: la responsabilidad social empresarial. Según esta idea la clase social propietaria de los medios de producción (burguesía) está predestinada a conducir el rumbo de las naciones hacia el progreso y de su caridad depende el bienestar de las clases no propietarias. Nos explican que la elite privilegiada, por ser la más capaz e ilustrada, debe ser la dueña de la industria, la banca y la tierra, es decir: todo el aparato productivo y financiero; ya que por su condición de gerente más eficiente que el Estado y la clase trabajadora, podrá siempre administrar mejor los frutos de la economía y distribuirlos más sabiamente al resto de la sociedad.

¿Aspiran ellos que toda la vida los trabajadores vendamos nuestra fuerza física e intelectual a la burguesía y ésta únicamente por ser la propietaria, pero sin trabajar como nosotros, se siga apropiando de los bienes y servicios que generamos con nuestro esfuerzo diario? ¿Creen ellos que seguiremos mansamente resignados a un salario para sobrevivir, que al ahora estar acompañado de limosnas que ellos llaman responsabilidad social empresarial, supuestamente podrá remediar la pobreza y la exclusión social que sufre nuestra explotada clase popular? La respuesta es sí.

Abiertamente, los liberales están empeñados en engañar a nuestro pueblo con la ilusión de un capitalismo solidario donde los explotadores sean perdonados mediante el regalo de una porción de riqueza para acciones humanitarias, donaciones benéficas a hospitales, escuelas, fundaciones y el patrocinio mediático a algún personaje sobresaliente (artístico, deportivo, etc.) de origen humilde; mientras que en el fondo se reafirma el libreto de la explotación y la plusvalía.

Resulta utópico pensar en un reparto equitativo de ganancias entre dueños de industrias y masas de obreros, porque ninguna explotación es democrática. A diferencia de los funcionarios del Estado, el puesto de empresario no proviene de los votos del pueblo ni de los trabajadores; sino de su sagrado Derecho de Propiedad, el cual es ejercido de manera exclusiva, absoluta, arbitraria y vitalicia en el gobierno de la empresa; muy a pesar de que el trabajo humano sea el que realmente genere los valores y no la propiedad por si sola. Por generaciones, el régimen de la propiedad privada le ha negado a la clase trabajadora (obreros, técnicos y profesionales) su legítimo derecho a transformar la riqueza acumulada por sus años de servicio en propiedad sobre los medios económicos de producción y organizarse libremente; por el contrario la ha condenado a la esclavitud del salario bajo la dictadura eterna del empresariado privado y sus serviciales gerentes.


4) YUPPIES CACRIS

Hoy hemos de precisar algunos conceptos extraídos de la escuela de la vida, los modos y las relaciones de producción. 1) “Yuppie”: Abreviatura de la expresión “Young Urban Professional”, que en español significa "joven profesional urbano". Dícese del individuo sumergido en una mentalidad de autosuficiencia, supremacía financiera y profundo individualismo. 2) “Pedigrí”: Denota pureza de raza, virtud que un animal hereda de sus ancestros y que le confiere una especial valía. 3) “Cacri”: Fusión de las palabras “callejero criollo”, achacada a los perros de la calle.

Ahora bien, una hábil aplicación de estos conceptos enmarcada en la sociedad capitalista, basta para establecer que existen “Yuppies con Pedigrí” y “Yuppies Cacri”. Que los de pedigrí son sencillamente una minoría burguesa, hijos de los empresarios opuestos a todo cambio social que suponga el recorte de sus privilegios. Y que por su parte, estudiar a los “cacri” nos plantea una contradicción inocultable, dado que defienden un régimen que solo es disfrutado por los patronos que los oprimen.

Los “Yuppies Cacri”, mendigan la aceptación de la burguesía reproduciendo sus conductas más bajas contra el pueblo humilde. Admiran las lentejuelas y bondades de los empresarios, aunque son explotados por estos. Vociferan que el Socialismo restringe la propiedad privada y la posibilidad de ser rico; pero la vida como asalariados del capitalismo les niega a ellos y a sus hijos, el acceso a los bienes y servicios más elementales (vivienda, salud, educación, alimentación, etc.)

Estas personas son víctimas de las miserias humanas que el capitalismo inyecta a quienes carecen de formación revolucionaria. El resentimiento social y hambre desmedida por un veloz ascenso socioeconómico los hunde en una supervivencia basada en mediocridad, oportunismo y adulancia a los poderosos. En efecto, los cacri son enemigos del talento, el estudio y el esfuerzo, al saber que en este escenario jamás podrían consolidarse. El descrédito, la calumnia y “la rueda de pescado” constituyen su práctica ruin y constante contra la nobleza del prójimo. Aunque la elegancia les sea esquiva, no conozcan Europa, ni hablen inglés; chupan del Estado, por ahora, con disfraz de socialistas: “Los Yuppies Cacri”.


5) LOS CONEJOS DE LA ECONOMÍA

..."La leyenda de los conejos" como introducción al estudio de la plusvalía, la industrialización y la propiedad privada en el capitalismo. He querido desentrañar para mis estudiantes (politólogos, internacionalistas, etc), un asunto fundamental en la economía política y motivo primordial de las desigualdades sociales que por miles de años han perturbado a la humanidad. Por esto, desde la cátedra universitaria y procurando una forma pedagógica para explicar el tema de cómo el empresario se apodera de los valores generados por los trabajadores, fue que recurrí al relato de los conejos y de este modo ilustrar con ejemplos muy claros que los grandes problemas de la sociedad comenzaron a partir de que las personas dejaron de vivir del producto del trabajo propio y desarrollaron relaciones que les permitieron apropiarse del trabajo de los demás.

Desde la perspectiva de la historia de las doctrinas económicas, asignatura que involucra a abogados, internacionalistas, sociólogos, politólogos, economistas e investigadores en general, habida cuenta que su fin principal es identificar los modos y relaciones de producción que han existido en el mundo; todo comienza con el comunismo primitivo, vale decir, aquella sociedad precaria donde cada quien resolvía su subsistencia mediante la caza, la pesca y la recolección de frutas. Años más tarde, como resultado del razonamiento y la experimentación, la especie humana comprendió que aquellas actividades podían efectuarse con mayor eficacia y eficiencia si se adoptaba un esquema de asociación, verbigracia, un grupo de treinta cazadores que actuando en unión, lograban capturar más animales en el bosque, en comparación a la caza individual, donde más de una vez un cazador terminaba su faena con las manos vacías.

De esta primera fase de la historia se deduce la explicación científica de la industrialización, como el mejor modelo posible para la producción de bienes; pues entre más fuerza humana de trabajo se incorpore a un mismo proceso productivo, mayor será la cuantía de lo generado, menor será el esfuerzo que requerirá desplegar cada individuo en el proceso, se reducirán los gastos de tiempo y de recursos en la realización de los productos, y se fortalecerá la destreza de la técnica industrial pues siempre la concertación entre muchos es más provechosa que el despliegue individual de sujetos dispersos o separados.

Hasta este punto, la concertación, mancomunidad y asociación entre cazadores elevó la calidad de vida de la comunidad de aquella remota época; y los conflictos sociales irrumpen en la escena a partir de la modificación de las relaciones de propiedad. Es entonces cuando aparece la leyenda de los conejos, cuando en una comunidad de cazadores donde en principio regía una fraternal asociación entre seres humanos con iguales derechos y obligaciones, ocurrió que un cazador procedente de una comunidad vecina ofreció a sus colegas el uso de unas lanzas que les facilitarían la caza de conejos muy escurridizos.

Lo más perverso de esta historia se devela en la propuesta del cazador forastero a los miembros de la comunidad: "Yo presto 30 lanzas a 30 cazadores, mis lanzas les garantizarán que cada vez que salgan a cazar, cada uno de ustedes vendrá con su conejo y nunca más pasarán un día sin comer ni malgastarán esfuerzos en el bosque durante horas persiguiendo a esos escurridizos y veloces animales". Al instante todos aplaudieron de alegría, agradeciendo el "favor" que este forastero aparentemente le hacía a la comunidad. Durante los primeros meses de la cacería con lanzas, todos fueron felices, todos lograban satisfacer sus necesidades de manera relativamente fácil debido a este valioso aporte tecnológico.

Sin embargo en una tarde imprevisible, un "desadaptado social" (los hubo y los habrá siempre en la historia humana) protestó: "Ustedes andan felices porque ahora trabajan menos y comen más desde que este hombre forastero les trajo estas lanzas, sin embargo no se dan cuenta que diariamente por cada conejo cazado, ustedes aceptan entregarle la mitad de cada conejo (medio conejo). Dicen que esto está bien porque las lanzas le pertenecen a él y se han comprometido a agradecerle por el resto de sus vidas el supuesto favor que este hombre les ha hecho. Lo que ocurre es que vuestros estómagos estando llenos les impiden razonar que ustedes mantienen a este hombre que no trabaja, no practica nunca la cacería, y mediante el engaño de las lanzas él se ha vuelto el eterno dueño de ustedes y de su fuerza de trabajo". 


Les pregunto: "¿Es que acaso solamente las lanzas de este reyezuelo tienen valor y vuestro trabajo en la diaria cacería no vale nada; Cuántos centenares más de conejos deberán ustedes cazar para pagar el valor de las lanzas que este hombre les ha dado, es que ese precio es infinito. Están ustedes dispuestos a renunciar para siempre a vuestro derecho de ser los propietarios de la suma total de sus esfuerzos?"